TANTRA SIN TANTRA

Mar Delgado Caro. Julio 2019

Cuando decidí acercarme al Tantra por primera vez, yo pensaba que había aspectos de mi sexualidad que debía sanar. En aquel momento, sabía poco o nada de la espiritualidad pero ya tenía un par de ideas preconcebidas sobre esta vía extraídas de la cultura colectiva.

Entré a un herbolario, abrí una revista que se llamaba Verdemente y, como una maravillosa casualidad, vi un recuadro que anunciaba “Espacio Tántrico”. Llamé y concerté una cita con el que fue mi maestro de tantra shivaíta durante más de un año.

La verdad es que no sané mi sexualidad, aprendí que no había nada que sanar. En una sesión de dos horas, mis supuestas pulsiones enfermizas empezaron a parecerme simplemente “gustos pocos comunes”, al poder contemplarlo desde otro ángulo. Me di cuenta que las cosas no tienen un significado, el significado se lo damos nosotros. Salí liberada, descargada de peso, los colores eran más brillantes, los olores más nítidos, sentía mi cuerpo recorrido por un cosquilleo delicioso. 

Entonces no sabía que eso que sentía era Spanda, la vibración de la consciencia en mi cuerpo expandido y, aunque mi problema se había esfumado en tiempo récord, quería saberlo todo sobre aquello llamado Tantra que me había sanado sin sanarme. De eso hace 14 años y, desde entonces, he profundizado en esta apasionante práctica y me produce auténtico gozo transmitirla, a pesar del grandioso malentendido que hay alrededor.

“Ninguna disciplina ha sido arrastrada por el barro tanto como el Tantra”

Daniel Odier

Esas fueron las palabras de Daniel Odier, el maestro de mi maestro, en el primer seminario suyo al que asistí. Me pareció que, para ser tantrika, se había puesto muy serio y quizás era un poco purista de más. Nada más lejos de la realidad, Daniel se ríe de todo y de lo contrario de todo y su frase favorita es “c´est pas grave” (no es tan grave).


Sus palabras reflejaban una realidad: casi todo lo que, a día de hoy, se trasmite como tantra en occidente, apenas tiene algo que ver con la vía original. Voy a centrar este artículo en definir brevemente qué es el Tantra y estoy segura de que a muchos os va a sorprender que no se parezca mucho a lo que entendéis como TANTRA.

¿Qué es el Tantra Shivaita?

Tantra es una vía mística que ha sido trasmitida por diversos linajes, algunos con 6.000 años de antigüedad. Esta vía no-dual llegó a su máximo esplendor entre los siglos VII y XIII a.C. en el reino de Odyana, Cachemira y Assam y se extendió al Tibet, India, Nepal, China, Japón e Indonesia. Tuvo una gran influencia en el Budismo Tántrico, de hecho, las enseñanzas espirituales del Dzogchen y el Mahamudra son casi idénticas a las del Shivaísmo.


El principal texto de las escrituras shivaitas, el Vijñana Bhairava Tantra (Aquí os dejo un enlace donde os lo podréis descargar traducido al castellano), fijado en el S. IX, es también el texto sobre yoga de tradición más antigua que se conoce. 

Enseña el reconocimiento espontáneo de nuestra naturaleza divina que se manifiesta por la vibración (spanda) en nuestro cuerpo al disolverse en la totalidad, eso se traduce en un despertar inmediato.


El shivaísmo tiene características muy radicales: es una vía fuera de toda religiosidad, de todo precepto moral, totalmente integrada en la vida cotidiana y que reconoce el poder femenino. 


Parte de que no hay nada que quitar ni añadir al ser pues ya poseemos la esencia divina. Los maestros tántricos te enseñan primero lo fundamental, a eso le llaman Anupaya (la no-vía) pues no descartan que puedas tener un despertar espontáneo y luego ya, si eso no ocurre, te complican un poco las cosas.

 

Abhinavagupta, maestro tántrico de S. X describe así la vía en un poema:

“De entrada sitúate fuera de la progresión espiritual, fuera de la contemplación, fuera del discurso hábil, fuera de la meditación sobre divinidades, fuera de la concentración y de la recitación de textos. ¿Cuál es, dime, la realidad absoluta que no deja lugar a duda alguna? Escúchame: deja de agarrarte a esto o aquello y, residiendo en tu verdadera naturaleza absoluta, goza apaciblemente de la realidad del mundo.”En mi primera sesión de tantra lo primero que escuché fue: “Mar, no hay nada que trascender, nada que alcanzar, ningún sitio a donde ir, ya eres perfecta, no tienes que hacer nada para ser amada”, esas palabras reconfortaron mi corazón y fundieron todo mi drama como mantequilla, desmontaron todas mis ideas sobre hacer un trabajo duro para sanar esas heridas que me hacían disfuncional. Estaba maravillada y gozosa ante la presencia de aquel ser que me miraba sin juicio y con amor infinito. No pude quedarme ahí de continuo, si hubiera sido así me hubiera iluminado, he tenido que practicar mucho para estabilizar esos estados, pero se me dio la oportunidad y eso me parece un gesto sublime.


Otra característica, para mí la más distintiva del shivaísmo, es el hecho de que su práctica es absolutamente vinculante al mundo, se integra en la vida cotidiana en lugar de exigirte renunciar a ella. Todo el resto de formas de yoga, a excepción de las que han recibido influencia del Tantra, son vías renunciatorias y trascendentalistas. Para ellos el mundo es una ilusión, el que lo percibe es una ilusión, por lo tanto, nuestras emociones, pensamientos y sensaciones son ilusorias. 


Desde esta perspectiva, lo único sensato es retirarse del mundo. El tantra por el contrario sostiene que todo es real, así que se preguntan cómo es posible alcanzar la libertad y la experiencia divina, en el seno mismo de la realidad del mundo. Esta loca idea de que, no sólo ya estamos percibiendo la divinidad, sino que somos la divinidad misma se llama NO-DUALIDAD.


Los tantrikas son muy particulares a la hora de agarrarse a la NO-DUALIDAD y la moral, el clasificar las cosas como buenas o malas te pone en dualidad en un microsegundo.

“La pureza exaltada por los religiosos ignorantes parece impura al tantrika, libérate del pensamiento dualista y no conozcas nada como puro o impuro” Vijñana Bhairava Tantra


Por eso, algunos tantrikas practicaban algo que se llama Vamachara (vía de la mano izquierda). Se entregaban a actos considerados impuros o transgresores según las normas sociales ya que, para el que se ha quitado el velo del pensamiento dual, no hay puro o impuro, bueno o malo, luz u oscuridad. Ejemplos de estas prácticas son: comer carne, beber alcohol, consumir estupefacientes, dormir sobre cadáveres incinerados o practicar la unión sexual como modo de meditación.


Llegado a este punto voy a plantear la cuestión que estás esperando:

¿Qué tiene que ver el Tantra con el sexo y las relaciones de pareja?

Se dice que el tantrika “hace leña de todo”, su práctica no deshecha ninguna experiencia humana y por lo tanto tampoco la sexualidad o las relaciones románticas. Sin embargo, la vía tántrica tiene tanto que ver con el sexo como con acariciar a un corderito o correr una maratón, si se hace con presencia es puro tantra, en caso contrario no tiene ninguna relación. Para el tantrika nada importa la acción en sí, cada circunstancia puede ser una puerta a la experiencia mística, pero ninguna es necesaria: ni sentarse a meditar, ni recitar mantras, ni ayunar y tampoco tener sexo, sólo importa la presencia, totalmente desprovista de formas. Esta manera de vivir la espiritualidad, aunque asequible para todos, es muy descarnada, no deja más certezas a las que agarrase que la propia consciencia.


La idea de que el Tantra es una corriente de la espiritualidad que se aplica exclusivamente al sexo y las relaciones es un enorme malentendido. Se está dando el nombre de Tantra a una invención new age californiana que no tiene nada que ver con la vía original, es como un plato en el que se han mezclado tantos ingredientes que se ha vuelto incomestible.

El tantra es una vía que abraza totalmente la sexualidad, pero en el sentido de la apertura de un cuerpo que disuelve sus límites para fundirse con la totalidad, si no tenemos una relación sensual con nuestro vaso de zumo no podemos tenerla con un ser humano, por mucho que nos entreguemos a los tristes ejercicios genitales que proponen en algunos talleres.


Abhinavagupta en el S. X estableció las prácticas del yoga tántrico basándose en el Vijñana Bhairava Tantra, prácticas que no tienen nada que ver con los que entendemos ahora mismo por yoga: no hay asanas, la práctica física es una danza libre llamada Tandava, no hay pranayama, (según Abhinavagupta es completamente inútil y peligroso) y tampoco bandhas, esas contracciones para atesorar energía como en una caja fuerte para cuando no haya.

Ellos tenían la idea de que la única manera de perder energía es tensarse, mientras que un cuerpo totalmente abierto recibe constantemente la energía de la totalidad y no le falta nada más. ¿Os podéis imaginar qué pensaba Abhinavagupta sobre apretar el perineo para retener la eyaculación? Pues ese ejercicio se transmite cada día como si fuera una práctica tántrica.

“Si el Tantra tuviera algo que ver con el sexo, mi burro sería mi maestro”

Abhinavagupta


Talleres de tantra prometen sanar tu relación de pareja, atraer al compañero que deseas, manejar la energía sexual para materializar lo que quieras en tu vida, sanar heridas emocionales, liberarte de los apegos, iniciarte en la sexualidad sagrada, reavivar la pasión perdida, una mejor comunicación con tu pareja, orgasmos increíbles, erecciones eternas. Para ello te dan herramientas de origen variado que nada tienen que ver con la vía original: técnicas de respiración, yoga en pareja, prácticas taoístas, chikung, sanaciones de útero, inserción de huevos vaginales, talleres en el agua, círculos de hombres y mujeres etc.


Algunos además te enseñan a realizar rituales de unión sexual sagrada, como si a través de la sexualidad fuéramos a llegar a la iluminación, pero nadie habla de presencia ni de unión con la totalidad. Sin presencia estamos cegados por el pensamiento dual, sólo somos dos neuróticos entre flores e inciensos creyéndose Shiva y Shatki.


Algunos títulos que encontramos en España de los retiros que se celebran actualmente son: “Sanación de útero en pareja”, “Amor Taoista”, “Alkimia en pareja”, “el amor y la complementariedad” etc; y veréis infinidad de artículos que tratan sobre los beneficios de retener la eyaculación, apretar el perineo… bajo el nombre de Tantra. Algunos ejemplos son estos enlaces que compartimos abajo:

https://www.las2orillas.co/el-placer-de-eyacular/

https://portaltantra.com/eyaculacion-tantrica/

La mayoría de esos facilitadores, además, nunca han leído un Tantra Sutra o los Agamas, ni han recibido la transmisión de un linaje. Os puedo asegurar que los conceptos de Tantra Rojo, Rosa o Blanco, no están en ninguna de las escrituras tántricas, tampoco había tantra con ropa o sin ella, un tantrika no entraría jamás en esas consideraciones morales. En la iconografía tántrica se representa a las yoguinis sin ropa porque están desnudas de su ser artificial, pero, curiosamente, muchas vivían solas en lugares aislados, de modo que copular con hombres no debía ser una de sus prioridades.


El problema no es solo que se está vendiendo algo que no es, sino que se crean distracciones con técnicas que se alejan de la presencia en el aquí y ahora, que es el único sitio donde todo se sana, y donde se encuentra la calidad en el amor y el sexo que tanto deseamos.


Y para concluir: nada de esto es importante, el Tantra es sólo una vía más al despertar, una muy buena que gozo practicando. Pero como ya he dicho, ninguna puerta es necesaria, ni hacer Tandava, visualizaciones de Matsyendranath o leer los Tantra Sutras.
El sentimiento que me lleva a escribir es que esta amalgama que se está enseñando como Tantra no apunta a la presencia desnuda en este momento en que lees estas líneas, que es lo único real. Son estrategias mentales para conseguir un estado inventado en un tiempo que no existe.


¿Cuántas vueltas vas a dar para estar AQUÍ?


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